A partir del acelerado advenimiento de la predominancia de lo digital, la innovación y los cambios tecnológicos, muchas cosas han cambiado respecto de la forma de acercarnos al conocimiento y la información y, dichos cambios se han dado de manera muy rápida, generando serias dificultades para la adopción por parte de cada persona; de tal forma que no es para nada extraño encontrarnos que no alcanzamos a terminar de consumir algunos contenidos cuando ya han surgido otros nuevos. Todos estos cambios y la velocidad de con el que aparece nueva información y nos relacionamos con ésta, también generan nuevos términos relacionados con el fenómeno. Uno de los casos es el de: infoxicación.

 

Pero qué es infoxicación? Esta palabra fue introducida al español por Alfons Cornella, un español, fundador y presidente de Infonomia (www.infonomia.com), una empresa que se encarga de servicios profesionales de innovación. Aunque hay que ser claros en que el concepto que se relaciona más con el manejo de la información que con la cantidad que se produce.

 

Infoxicación es simplemente la fusión de los términos intoxicación e información. Se deriva de una expresión en inglés, "information overload", que significa sobrecarga de información. En tal sentido, hace referencia a las complicaciones que tenemos los seres humanos para procesar la enorme cantidad de datos a los que se exponemos día tras día.

 

Por su parte, el profesor Enrique Dans, del IE Business School, una prestigiosa escuela de negocios posicionada en el mundo, analiza y define el término como “la incapacidad de análisis eficiente de un flujo de información elevado. Indudablemente, el número de canales y la cantidad de información que una persona media maneja y recibe se ha incrementado enormemente en las últimas décadas, y esa nueva situación define un entorno en el que es preciso desarrollar ciertas aptitudes y actitudes a la hora de gestionar nuestra actividad."

 

El fácil acceso a la información que existe actualmente es una gran ventaja para el ser humano, pero tomando en cuenta las anteriores definiciones, en el ámbito de la psicología se ha comenzado a estudiar la incidencia de la infoxicación en el desarrollo y buen estado de la salud mental de las personas. Se está evaluando su relación con inicios tempranos, y/o aumentos de la ansiedad, estrés, fuga de ideas, insomnio, dificultades para concentrarse, alteraciones en la comunicación interpersonal, socialización y hasta agresión; incluso, según el sociólogo francés Jean Braudrillard, “es algo que conduce a una tendencia casi suicida pues es imposible soportar toda la información y la responsabilidad de la misma”. En un artículo posterior me referiré a estos estudios.

 

El e-mail, las redes sociales, sitios web, tabletas, smartphones, radio, televisión y prensa, entre otros, son los medios con los que el hombre se conecta a diario, varias veces al día, brindándole información en exceso y generando a la vez la saturación que puede desencadenar en infoxicación. La narcotización, la creencia de que los datos ya son el conocimiento, el autismo electrónico (lo que no está en la Web es falso), así como la pérdida de la capacidad de discernir origen, calidad e interés de los mensajes.

 

Continuando con el profesor Dans, podemos darnos cuenta que la infoxicación es, en realidad, un fenómeno con una incidencia muy relativa: una persona puede sentirse infoxicada en determinados momentos, pero, por lo general, va a aprender rápidamente a desarrollar estrategias que ayuden impidir ese fenómeno.

 

Encontrarse infoxicado ya es algo normal, así no seamos conscientes de ello; lo que se debe hacer es saber adquirir las herramientas para desenvolvernos en el entorno tecnológico y de información que nos rodea, buscando generar estrategias para realizar búsquedas, selección y organización adecuada de las diferentes fuentes de información a las que se recurran; también se debe habilitar elementos de criterio propio para definir qué información es realmente relevante, interesante, veraz y de buena calidad.

 

Referencias

 

 

Jueves, 30 Noviembre 2017 20:10

Agresividad y técnicas para reducirla

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La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto. Por su parte, la agresión es cualquier forma de conducta que pretende herir física y o psicológicamente a alguien.

 

Para el hombre la necesidad de defenderse ha sido siempre inminente, aún desde el principio de su existencia; para tal efecto ha sido siempre necesario el uso de la agresividad como factor que garantice, en cierto modo, la supervivencia del humano, teniendo éste que protegerse, no solo de los fenómenos naturales que en ocasiones lo golpean, sino también de la amenaza de otras especies, esto incluyendo a sus propios congéneres. Pero si asumimos las fuerzas agresivas como sostén de los impulsos vitales, entonces éstas serían positivas. Pero, si por lo contrario, la agresividad es ejercida con el simple propósito de ir en contra de los demás, ésta, desde luego, será negativa y destructiva.

 

Si la agresividad se constituye como forma de relación para el hombre, convirtiéndose en un ejercicio, éste desencadenará ya no solamente en conductas agresivas, sino que llegará a la violencia, transgrediendo las leyes de convivencia humana.

 

El fenómeno de la agresividad se ha asociado siempre a las diferencias y las divisiones de los grupos humanos, divisiones tales como clases sociales, diferencias ideológicas, partidos políticos y, en general, toda clase de discriminación que puede ser producto de la negación del otro, la exclusión o la manipulación que conlleva a un sometimiento irracional.

 

Clasificaciones de la agresividad

 

  • Según su objetivo: agresión emocional (su fin es hacer daño al otro) y agresión instrumental (su fin es conseguir algo, ejemplo: los ladrones matan porque su objetivo es conseguir algo, pero no pretenden matar).
  • Según la forma: agresión física (se da más en los hombres) y agresión verbal (se da más en las mujeres).
  • Según la cercanía: agresión directa (el agresor agrede cara a cara) y agresión indirecta (el agresor no agrede cara a cara, ejemplo: los rumores).

Factores culturales desencadenantes de la agresividad

 

  • Desde el marco anteriormente expuesto, que podemos decir que el componente esencial de la agresividad es la motivación.

 

  • Así mismo, la cultura regula el uso de la agresión en las relaciones interpersonales y sociales. También contribuye de manera determinante en la presencia o no de la agresión.

 

  • La dignidad e identidad de cada persona, como un producto mas de la vida cultural, cuando se ve amenazada, muchas veces genera respuestas agresivas por parte de los individuos o grupos afectados.

 

  • El nacionalismo extremo, los conflictos religiosos o la influencia de los medios de comunicación, serían impensables sin la existencia de la cultura.

 

  • Existen diferencias culturales en el grado de aceptación de la conducta agresiva.

 

  • Aunque ninguna cultura fomenta directamente el comportamiento agresivo, el hecho de tolerarlo o justificarlo hace que deje de actuar como freno a la tendencia natural del ser humano a la agresión.

 

Técnicas para reducir la agresividad

 

  • Método de catarsis: partiendo de la base que el impulso agresivo no se puede eliminar, ya que las personas suelen dan rienda suelta al impulso agresivo en acciones socialmente permitidas, descargar y reducir la probabilidad de comportarse agresivamente es posible realizando actividades dirigiras para tal fin por medio de “actos catárticos”. Un ejemplo es participar en actividades no peligrosas para las demás personas como por ejemplo gritar o golpear un muñeco, puede reducir las explosiones emocionales agresivas; aunque estos efectos generalmente son temporales, puesto que es más probable que volver a conductas de agresión si aparece de nuevo ese estímulo desencadenante de provocación, es posible ir bajando los niveles emocionales vinculados con la agresividad a manera de entrenamiento. Este método se puede llevar a cabo por medio de la catarsis directa donde, se participa en la agresividad por ejemplo, dando golpes a un objeto y en la catarsis indirecta, en la cual se observa como espectador la agresividad por ejemplo, viendo a alguien agredir a un objeto que represente el estímulo agresivo de quien observa.

 

  • Mejorar en los controles cognitivos en las intervenciones agresivas disculpándose y/o admitiendo la equivocación o error, lo cual resulta muy eficaz para disminuir la conducta agresiva. Pero si esto ocurre con demasiada frecuencia, la persona que siempre pide perdón, a largo plazo podrá mostrar una disminución en su autoestima, pudiendo llegar incluso, a destrozar su autoconcepto. Por lo que excusarse y pedir perdón sería mejor para un hechos puntuales.

 

  • Estar alerta para fortalecer controles cognitivos si esconocido que una persona en ciertas circunstancias (como por ejemplo ante la ingesta de alcohol) probable que se torne agresiva, hay que prevenir su posible agresividad teniendo tacto y cuidado en el trato con ella.

 

  • Estar atentos a las situaciones asociadas a pre-atribuciones en donde hay que entrenar a las personas a atribuir las provocaciones de los demás a causas de carácter no intencional (causas externas al sujeto). Ejemplo: “me insulta porque está cansado”.

 

  • Evitar permanecer en pensamientos o recuerdos desagradables y negativos es decir.

 

  • Adquisición de conductas socialmente positivas como las asociadas a solidaridad, exponiendo modelos y situaciones sociales no agresivas.

 

  • Entrenamiento en habilidades sociales básicas, toda vez que hay personas que no poseen las competencias para afrontar la agresividad ni aguantar críticas. Que una persona sea agresiva no quiere decir que sea mala, sino que puede carecer de habilidades sociales.

 

  • Dando respuestas incompatibles suscitando un estado emocional positivo en una situación tensa, por ejemplo con el humor o sentimientos de empatía.
Miércoles, 29 Noviembre 2017 16:01

Arte y psicoanálisis (Segunda parte)

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A partir de un escrito anterior, ya veíamos la explicación Freudiana de cómo el arte se centra en los mecanismos psíquicos del artista y del contemplador, llegando a considerar los conflictos inconscientes del primero como verdadera fuente de arte. Pero también entendiendo que dicha producción, al parecer, es mas significativa si se considera desde su valor simbólico y se compara con producciones como los sueños.

 

En ese sentido, la obra de arte es una estructura que debe analizarse en sí misma y como en el sueño, la modificación de cualquier elemento supone la constitución de una estructura diferente. Subyacente a la concepción Freudiana de las producciones psíquicas, ya se trate de los sueños, de síntomas neuróticos o de cultura y el arte; está su idea de símbolo, la cual para Freud es un enigma a descifrar, es una construcción que enmascara unos contenidos que verán la luz luego de un proceso analítico que no posee una relación de complementariedad ni de expresividad con aquello que simboliza, mas bien, sustituye un afecto, revelándolo y ocultándolo a la vez. La consideración de arte como proceso de simbolización es, quizás, el legado más rico del psicoanálisis freudiano a este respecto.

 

Por lo anterior es que se puede afirmar que el arte es una formación de compromiso entre el deseo y la defensa, por lo que la actividad simbólica caracteriza necesariamente toda actividad creadora. De esa manera, el artista, al igual que todo sujeto humano, se inserta en un orden preestablecido de naturaleza simbólica y su creación va a aportar reiteradamente las huellas de ese orden, de las cuales el creador mismo no es consciente, ya que en el símbolo se hace presente la represión.

 

Es de resaltar que el símbolo tiene una significación propia para cada sujeto y es de carácter repetitivo, lo cual le permite decir algo diferente de lo que dice y confirmar ese decir. Esa repetición es la que garantiza la emergencia del inconsciente.

 

Como se puede apreciar desde el psicoanálisis, el arte, como construcción humana, a partir del autor y del sujeto que lo contempla, no se puede abordar como una mera producción resultante de las dinámicas intelectuales puras en conjunción o interrelación con las emociones e inspiración. Son eso y más, puesto que incluye también la motivación intrapsíquica y/o la energía que la historia personal del artista posibilita como vehículo para la expresión de lo inconsciente; que sin saber que se sabe, es elaborada como símbolo de ese entramado inconsciente; pero que a pesar de expresada en la obra misma, no es entendible sin la dinámica del proceso analítico.

 

Es por ello que para muchas personas es desconcertante una u otra obra, pero de análoga manera, es admirable y bella otra obra en particular. La belleza es otorgada, en el sujeto, por sus propios mecanismos psíquicos que dinamizan el inconsciente dirigido hacia la obra.

 

Finalmente hay que decir que como el hombre ha agregado a la fabricación de objetos algo que va mas allá de la simple forma, decoración y valor comercial, el acto creativo artístico queda enmarcado en los límites de la individualidad y la unicidad, así el proceso representativo es ubicado como el eje central de la elaboración del sujeto en el cual se enfrenta a una imagen que vislumbra su falta y deseo.

 

Es importante hacernos conscientes que el arte (como toda producción humana) es mas que la suma de sus partes, es más que su valor y los conceptos que representa (tipo de obra, estilo artístico, intensión del artista etc.), es la manifestación del saber inconsciente mismo de esa cosa que nos falta y creemos poder alcanzar en la misma ejecución de la obra. Es el inconsciente queriendo expresarse, queriendo ser escuchado. ¡Es el sujeto queriendo entrar en análisis!

Viernes, 17 Noviembre 2017 11:41

Arte y psicoanálisis (Primera parte)

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Desde la psicología, son diversas las formas de abordar la producción y experiencia de lo artístico. En este caso pretenderemos dar una mirada desde el psicoanálisis.

 

En términos generales, el arte se puede entender como una representación humana que expresa simbólicamente formas particulares de significación, mediante la transformación de la materia. Por ejemplo el dibujo, como forma de representación de representación artística compuesta de marcas y líneas realizada sobre una superficie, por medio de diversos materiales y caracterizado por un componente cinético de movimiento.

 

En sus orígenes, el arte se encuentra ligado a la evocación mágica y a los emblemas de riqueza y poder; es por ello que desde el comienzo de su historia el hombre ha agregado a la fabricación de objetos un excedente que va mas allá de un simple carácter funcional y que más bien se encuentra ligado con la forma y la decoración.

 

Mas o menos desde el siglo XIX, los psiquiatras comenzaron a interesarse en la producción artística de los enfermos mentales; seguidamente los pedagogos alentaron la expresión creadora en los niños por medio del arte. Posteriormente, surgieron terapias basadas en los procesos artísticos tales como, el psicodrama, musicoterapia, danzaterapia y las diversas técnicas plásticas (dibujo, pintura y escritura).

 

En general podemos decir que la en la historia el arte y el psicoanálisis se han casado y divorciado varias veces en los últimos 120 años. A primera vista se trata de dos campos que deberían llevarse bien puesto que ambos se ocupan de la creatividad. El arte de los resultados de la creatividad y, por su parte, el psicoanálisis sobretodo del proceso. Ambos hablan de las imágenes: el psicoanálisis de las imágenes de los sueños y fantasías; el arte de imágenes como producto material del artista. Por último los dos campos exigen un enfoque histórico: el arte en relación con las cronologías de la cultura, la documentación y el estilo, mientras que el psicoanálisis, con la historia evolutiva del individuo. La primera unión de estas dos áreas ocurrió a finales del siglo XIX, cuando Sigmund Freud inició el trabajo que culminó en la formulación del psicoanálisis.

 

En cuanto al abordaje psicoanalítico respecto al arte que muestra la obra de Freud, se puede apreciar una doble vertiente. La primera, acentúa la figura del artista, cuya obra está en directa relación con su obra personal. La segunda, considera al arte como un proceso de simbolización; el mismo proceso que obra en el inconsciente individual y que preside la cultura.

 

Respecto a la primera vertiente, se dice que la obra se relaciona con el artista, el cual según Freud se adecua notablemente a la realidad transformando conscientemente sus impulsos inconscientes al realizarla, a través de la organización de sus experiencias por medio de la reelaboración simbólica, por lo cual cobra un nuevo sentido. Por otra parte, si el arte libera al artista de las fantasías que han sido forjadas en su infancia, permitiéndole domesticas sus fantasmas, éste se descarga de un afecto y lo domestica en el proceso artístico.

 

Es así como el proceso de realización de la obra podría sintetizarse diciendo que un acontecimiento de orden afectivo, grabado profundamente en la mente del artista, produce un afecto que descarga en el arte, por lo cual, la obra de arte sería un sustituto de las fantasías producidas por el inconsciente individual. Por esa vía es que podemos considerar que la obra de arte se produce por un mecanismo de defensa de sublimación al derivar la pulsión sexual del sujeto hacia otros objetos no sexuales (la obra artística propiamente dicha en este caso). Este proceso de sublimación es el que permite la realización de la cultura y por lo tanto también del arte. Al respecto, Freud en su libro Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci dice: “la observación de la vida cotidiana de los hombres nos muestra que su mayoría consigue derivar hacia su actividad profesional una parte muy considerable de sus fuerzas instintivas sexuales. La pulsión sexual es particularmente apropiada para suministrar esas aportaciones, pues resulta susceptible de sublimación, esto es, puede sustituir un fin próximo por otros desprovistos de todo carácter sexual y eventualmente más valiosos”.

 

Desde este contexto, podemos observar cómo la personalidad del artista, individuo especialmente dotado para la sublimación, responde esencialmente a una estructura narcisista, la cual busca la satisfacción en sus propios procesos mentales y desea sentirse autosuficiente, encontrando en el arte la vía para realizar sus fantasía de poder ilimitado de creación. El arte sería un elemento intermedio entre la realidad y la imaginación. Realidad que frustra los deseos y el mundo de la imaginación que los colma; una región en la que las tendencias a la omnipotencia de la humanidad primitiva se mantiene aún en plena vigencia.

 

La otra dimensión que se tiene del nacimiento del arte, es la búsqueda de la inmortalidad, ya que, gracias al arte, el artista logra sobrepasar su condición de mortal. Tanto en el autor como en el receptor de la obra, reencontramos nuevamente el concepto de sublimación, como el proceso que permite desplazar el impulso sexual hacia la apreciación de la belleza.

 

Freud cree que el origen del arte se encuentra en el psiquismo del artista y ataca la idea del artista como genio. Éste es un hombre regido por los mismos principios psíquicos que el común de los hombre, nada extraordinario posee fuera de la capacidad de transformar, mediante la sublimación, los impulsos primarios que tienen todos los humanos.

 Luego de hacer una exploración por las entidades reguladoras de la ética en la práctica profesional de la psicología y por la literatura que sobre el tema se ha creado, podemos afirmar que es ética la práctica de la psicoterapia online, siempre y cuando se manejen los estándares mínimos que, de tiempo atrás se vienen dando en la psicoterapia tradicional (cara a cara o “presencial”) con dinámicas y elementos fundamentales, tales como el consentimiento, la privacidad y confidencialidad, la idoneidad, preparación académica y experiencia del psicólogo, la claridad en los objetivos, procedimientos y tratamiento de la información, el respeto al cliente, la escucha, el ambiente, etc.

 

Por otra parte, hay que tomar en cuenta que de lo que al realizar psicoterapia online, se trata es de realizar un ejercicio puro de psicoterapia que va a diferenciarse únicamente en el medio en el que se lleva a cabo, es decir, los elementos esenciales de la psicoterapia, como la escucha, la palabra (escrita o hablada) como vehículo de expresión del síntoma, la transferencia y la cotransferencia entre el terapeuta y el cliente y la subjetividad, también entran en juego en un espacio virtual mediado tecnológicamente. Desde ese punto de vista, solamente se debe articular los principios éticos del trabajo en psicoterapia con aspectos prácticos y especiales del ámbito de lo virtual y/o tecnológico.

 

En el espacio físico presencial, se debe tener la debida acreditación como profesional de la psicología para realizar psicoterapia. Dicha acreditación (títulos académicos, tarjeta profesional, colegiaturas y membresías ante colegios de psicólogos, certificados vigentes ante tribunales de ética, etc.) también se puede (y se debe) hacer para prestar servicios de psicoterapia online y casi de la misma forma en que los clientes pueden corroborar la veracidad de la acreditación en el servicio tradicional, también se puede hacer para el servicio prestado de forma virtual u online. En ambos casos las responsabilidades frente a la ley y los tribunales de ética son los mismos, en cuanto a la base científica de la práctica y la idoneidad (ver Directrices para la práctica de la Telepsicología de la APA http://www.apa.org/practice/guidelines/telepsychology.aspx ).

 

Otro aspecto de vital importancia, es lo que tiene que ver con la privacidad y confidencialidad, que tanto en el campo de la psicoterapia tradicional como en la modalidad online, se coordina desde un sitio (consultorio físico o virtual) perteneciente o relacionado a un profesional, por lo cual las regulaciones éticas respecto de la confidencialidad están presentes en ambas prácticas, la diferencia radica en que en la psicoterapia online se debe ser explícito en lo referente a los mecanismos de protección y manejo de datos. Casi todos los países cuentan con leyes de protección de datos y el psicólogo al existir en un espacio físico en donde se regula su práctica profesional estaría cobijado por dichas leyes haciéndose responsable del manejo de los datos e información.

 

También se habla de la pérdida del lenguaje no verbal y la subjetividad en la psicoterapia online, para lo cual se tiene que no es una pérdida total, puesto que el lenguaje no verbal en su función, de dejar de ser evaluadas por la expresividad física y pasar ser evaluado por la expresión de escritura estilística (Kaplan, 1997). De igual manera, en consultas telefónicas y/o por videoconferencia, es fácilmente posible evaluar gestos, pausas, tonos, etc. Es evidente que al tratarse de contactos humanos, así éstos sean mediados por las tics, siempre van a estar implícitos los mecanismos de la subjetividad, inherentes al nuestra especie. Ejemplo de ello, son las sensaciones y emociones que pueden despertarse en “contactos humanos” como el cine, la música o simplemente una llamada telefónica, en la cual a partir de un mensaje, el receptor de éste es susceptible de elaborar un entramado emocional particular de acuerdo al momento específico de su vivencia actual. Otro ejemplo son las transformaciones sociales que se producen en un híbrido de ciberespacio y espacio urbano, denominado por (Castells 2012) como espacio de la autonomía al referirse a movimientos sociales iniciados en el ciberespacio y cristalizados en espacios urbanos de alto contenido simbólico como en el movimiento de los indignados o la plaza Tahrir en el Cairo.

El psicólogo que practica la psicoterapia online se parece tanto a un “terapeuta ciego”, toda vez que dirige su atención a la forma y contenido de los mensajes que llegan, consiguiendo lo \\\\\\\"no verbal\\\\\\\" a través de textos. La habilidad, experiencia y el conocimiento individual que adquiere de sus clientes permite la incautación de otros tipos de información que a menudo no son percibidos en el contacto personal, como el estilo de escritura. 

Finalmente, en aras de una práctica de psicoterapia online se debe ser riguroso en clarificar la información con respecto al costo, duración y modalidad de las sesiones, el cuidado del acceso a este servicio de menores, las acciones que deben realizarse para proteger al paciente en situaciones de crisis, la advertencia de problemas técnicos que puedan surgir, así como también la mención de aquellos problemas o trastornos que se consideran inapropiados para realizar psicoterapia a través de Internet. (Giles, 2000).

Referencias

  • CASTELLS, M. (2012). Redes de esperanza e indignación. Madrid: Alianza Editorial.
  • Directrices para la práctica de la Telepsicología de la APA http://www.apa.org/practice/guidelines/telepsychology.aspx
  • Giles, M.V. (2000). Aspectos éticos y legales de la implementación de la psicoterapia a través de Internet. Ponencia. X Congreso Argentino de Psicología. Rosario. 2000, Octubre, 26,27 y28.

 

 

Jueves, 16 Noviembre 2017 00:10

Beneficios de la psicoterapia online

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Actualmente se han desarrollado con éxito varios programas y dispositivos con el ánimo de promocionar, monitorizar y mejorar el estado de salud mental de las personas por medio de las TIC. Es por ello, que se considera que estas iniciativas son el comienzo de una serie de acciones que desencadenarán cambios positivos en la psicología como disciplina, derivando en una mejor atención para los clientes (Botella, Baños, García Palacios, Quero, Guillén y Maco, 2007).

 

Uno de esos cambios que se vienen presentando es el auge de la psicoterapia online, que, como dijimos en un artículo anterior, es la atención especializada y de carácter profesional, que se realiza a por medio de las TIC buscando conectar a los profesionales cualificados de la salud mental con sus clientes.

 

Varios autores (Laszlo, Esterman, & Zabko, 1999; Christensen y Griffiths, 2003; Chang & Yeh, 2003; Taylor & Luce, 2003; Litz, Williams, Wang Bryant & Engel, 2004) han estudiado las ventajas y beneficios que surgen del uso de esta forma de intervención. Dentro de las que se reportan respecto a la psicoterapia convencional se destacan:

 

  • Es adecuada para personas que se beneficiarían de apoyo psicológico en asuntos no clínicos o patológicos pero que se encuentran ligados a crisis vitales (nacimiento de los hijos, nido vacío, menopausia), cambios, desempleo y situaciones de la vida diaria como el seguimiento de un tratamiento médico, dejar de fumar, volver al trabajo después de una baja, de un infarto, post-cirugías, etc.. (Trujillo Borrego, 2005).

 

  • Mayor acceso a la salud mental de las zonas geográficas remotas, incluidas zonas rurales u otros países y la facilitación de la comunicación (Suler, 2000; Tate & Zabinski, 2004), con la confianza que en cada sesión el terapeuta cumplirá con la confidencialidad, privacidad e intimidad que rige la ética psicológica (http://psychcentral.com/archives/n102297.htm).

 

  • Facilita el screening (detección sistemática o tamizaje) de casos que necesitarían ayuda psicológica y que no asistirían a los servicios de salud mental de otra manera.

 

  • Reducción en el costo de las sesiones, ya que al ser a través de Internet, no se torna oneroso el costo del mantenimiento de un consultorio.

 

  • Reducción en los desplazamientos, pues disminuye las fronteras espaciotemporales que, en ocasiones, resultan una limitación tanto para el paciente como para el terapeuta, ofreciendo inmediatez (Schultze, 2006; Suler, 2000; Tate & Zabinski, 2004; Trujillo Borrego, 2005; Vallejo & Jordán, 2007).

 

  • Mayor comodidad, puesto que la persona se puede conectar desde el lugar que desee, ahorrando tiempo y ofreciendo una mayor flexibilidad en la agenda.

 

  • Permite mantener el setting o ajuste al garantizar la continuidad del tratamiento debido a la omnipresencia de Internet.

 

  • Facilita la creación de grupos de soporte para poblaciones sub-atendidas. Indicado predominantemente para personas con enfermedades o discapacidades que presentan dificultad para vincularse a grupos de apoyo terapéutico “en persona”. También fomenta espacios para personas con patologías poco frecuentes.

 

  • El dialogo terapeuta-paciente puede observarse “cara a cara” y escucharse en tiempo real a través de la tecnología de la multimedia de internet.

 

  • Funciona muy bien para aquellos que se encuentran motivados por el “anonimato” que ofrecen las TIC, sumado a la sensación de invisibilidad y refugio, que genera a un sentimiento subjetivo de protección y seguridad. Este “Anonimato Psicológico”, posibilita compartir con un extraño temas muy personales con mayor facilidad de lo que sería en un encuentro cara a cara inmediatez (Schultze, 2006;Tate & Zabinski, 2004; Vallejo & Jordán, 2007).

 

  • La reflexión a la que puede llegar el paciente al comunicarse por escrito puesto que, una vez se ha establecido un contacto permanente entre terapeuta y paciente, ambos entran en la denominada “zona de reflexión” (Suler, 2000).

 

  • La comunicación asincrónica (como e-mail o foros) proporciona tanto al cliente como al terapeuta la oportunidad de elaborar con mayor profundidad lo que se va a decir, incrementando la claridad en la comunicación y posibilitando intervenciones más incisivas para ir al núcleo del problema, ayudando a los participantes prestar más atención al proceso mientras aún se mantiene el diálogo (Rochlen, Zack & Speyer, 2004), además sirve para que el paciente note las contradicciones en las creencias que sostiene sin la necesidad de que el terapeuta tenga que marcárselas (Murphy & Mitchell, 1998).

 

  • Las intervenciones pueden ser almacenadas y, tanto paciente como terapeuta, pueden recurrir a ellas cuando lo requieran, facilitando el del tratamiento, el monitoreo y seguimiento de la evolución del paciente ( (Rochlen, Zack & Speyer, 2004; Schultze, 2006; Suler, 2000; Tate & Zabinski, 2004; Trujillo Borrego, 2005; Vallejo & Jordán, 2007).

 

  • Alternativa de seguimiento detallado en las etapas finales de un proceso terapéutico “en persona” a manera de apoyo y complemento.

 

Referencias

 

  • Botella, C., Baños, R., García Palacios, A., Quero, S., Guillén, V. & Pons, A. (2007). La utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en psicología clínica, UOCpapers, 4, 32-41.
  • Chang, T., & Yeh, C. (2003). Using online groups to provide support to Asian American men: Racial, cultural, gender, and treatment issues. Professional Practice: Research and Practice, 34(6), 634-643.
  • Christensen, H., y Griffiths, K. (2003). The Internet and mental health practice. Evidence Based Mental Health, 6, 66-69
  • Laszlo, J.V. , Esterman, G. y Zabko, S. Therapy over the Internet? Theory, Research & Finances. CyberPsychology & Behavior. 1999; 2 (4):.293-307.
  • Litz, B., Williams, L., Wang, J., Bryant, R., & Engel, C. (2004). A therapist-assisted internet self-help program for traumatic stress. Professional Psychology: Researc and Practice, 356, 628-634.
  • Murphy, L y Mitchell, D.L. When writing helps to heal: e-mail as therapy. British Journal of Guidance and counselling. 1998; 26 (1): 21-32.
  • Rochlen, A. B., Zack, J. S., Speyer, C. (2004). Online Therapy: Review of Relevant Deinitions, Debates, and Current Empirical Support, Journal of Clinical Psychology, 60(3), 269-283.
  • Schultze, N. (2006). Success Factors in Internet-based Psycho- logical Counseling, CyberPsychology & Behavior, 9(5), 623-626.
  • Suler, J. R. (2000). Psychotherapy in Cyberspace: A 5-Dimensio- nal Model of Online and Computer-Mediated Psychotherapy, CyberPsychology & Behavior, 3(2), 151-159.
  • Taylor, C., & Luce, K. (2003). Computer-and Internet-based psychoterapy interventions. Current Directions in Psychological Science, 12(1), 18-22.
  • Tate, D. F. & Zabinski, M. F. (2004). Computer and Internet Appli- cations for Psychological Treatment: Update for Clinicians, Journal of Clinical Psychology, 60(2), 209-220.
  • Trujillo Borrego, A. (2005). Nuevas tecnologías y Psicología. Una perspectiva actual, Apuntes de Psicología, 23(3), 321-335.
  • Vallejo, M. A. & Jordán, C. M. (2007). Psicoterapia a través de Internet, Boletín de Psicología, 91, 27-42.

 

Miércoles, 15 Noviembre 2017 22:56

La motivación laboral, ¿Cómo entenderla?

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La habilidad de entender por qué las personas se comportan de cierta manera y la habilidad para motivarlas a comportarse de una forma específica son dos cualidades correlacionadas e importantes para la eficiencia administrativa.

 

La motivación de las personas en las organizaciones es un tema que demanda mucha atención. De ahí la necesidad de la presencia de psicólogos en éstos sistemas productivos. Gracias a los principios psicológicos, se puede estudiar el mundo del trabajo desde la perspectiva humana. Es por ello, que el psicólogo industrial no se limita a analizar el trabajo del personal y a preparar programas de adiestramiento, sino que procura crear un ambiente de trabajo que estimule la creatividad, compromiso y satisfacción con el puesto. También se ocupa de los instrumentos que utilizan las personas para trabajar con mayor eficiencia: ingeniería humana.

 

El término motivación se origina en la combinación de los vocablos latinos motus (traducido como “movido”) y motio (que significa “movimiento”). Desde el campo de la psicología, la motivación se basa en aquellas cosas que impulsan a un individuo a llevar a cabo ciertas acciones y a mantener firme la conducta hasta lograr cumplir todos los objetivos planteados lo cual explica en qué forma los factores internos impulsan a los animales y al hombre a la consecución de ciertas metas. La noción, además, está asociada a la voluntad y al interés. La índole de la meta o incentivo hacia el cual se dirige la actividad (por ejemplo, comida, agua, éxito o control sobre los demás) propicia la designación que le damos a ese estado: hambre, sed, motivación para el logro, necesidad de poder, etc. La conducta motivada suele ser vigorosa y puede persistir por largo tiempo. En otras palabras, puede definirse a la motivación como la voluntad que estimula a hacer un esfuerzo con el propósito de alcanzar ciertas metas.

 

La motivación de los seres humanos se puede entender mejor en términos de las necesidades que tenemos en común y los diferentes medios por los cuales se satisfacen estas necesidades. Cuando se despierta una necesidad (una privación física o psicológica), el individuo desarrolla un impulso hacia una meta o incentivo el cual es percibido como suficiente para satisfacer la necesidad o remover la privación. En psicología, este proceso por el cual se energiza la conducta se llama motivación.

 

Desde el punto de vista de la psicología industrial, podemos decir que la motivación laboral es el constructo del proceso motivacional (dirección e integración de las energías necesarias) para cumplir funciones específicas en el conjunto y dinámica del trabajo. Pero también el individuo , durante su tiempo de trabajo, debe perseguir las metas de la organización y, al mismo tiempo, las suyas propias.

 

Cuando se habla de motivación en el trabajo, se entiende la motivación en el lugar de trabajo y no fuera de éste, ya que en el entorno laboral el comportamiento de las personas no depende solo de la actitud interna, sino también de las condiciones en las que pasará su tiempo de trabajo; condiciones materiales y ambientales de la organización. La motivación en el trabajo implica muchos aspectos que se pueden reunir en tres grandes grupos: los estados y condiciones individuales, de la organización y de la sociedad.

 

En lo referente al trabajador intervienen sus aptitudes y necesidades, formación general y profesional, condiciones de vida, aspiraciones personales, exigencias ambientales, etc., por parte de la organización, las estructuras externa e interna de la empresa, sus colaboradores inmediatos y mediatos, el poder de decisión, etc., por parte de la sociedad las aspiraciones del trabajador dentro de ella, el papel que éste desempeña y cómo la sociedad satisface sus necesidades primarias y sociales.

 

En el ámbito organizacional el concepto de trabajo tiene dos sentidos: en un sentido general, se entiende por trabajo toda actividad física o intelectual que conduzca a un resultado deseado por el individuo; y, en sentido estricto, el trabajo es una actividad física o intelectual que proporciona medio para la satisfacción de necesidades, propósitos o ambos. Para satisfacer estas necesidades, el trabajador se propone metas y pone todo su esfuerzo para alcanzarlas; el sujeto labora lo necesario para conseguir la meta de la manera mas efectiva si posee las aptitudes y preparación necesaria.

 

Se considera que un trabajo es motivador si el individuo dirige su actividad hacia una meta propuesta por él o por otra persona vinculada a éste de manera explícita o implícita.

 

 

 

Con el advenimiento y desarrollo de Internet y las telecomunicaciones se han propiciado nuevas modalidades de atención en salud mental, ofreciendo la oportunidad de recibir servicios de psicología a distancia. Es el caso de la Psicoterapia en el ciberespacio o psicoterapia online, la cual, en un artículo anterior, definimos como el tratamiento psicológico de tipo profesional que, respondiendo a los objetivos generales de las diferentes intervenciones en salud mental, es dispensada íntegramente través de tecnologías de información y comunicación (TIC).

 

De otra parte, no se puede dejar de lado la gran cantidad de ventajas y beneficios que esta modalidad de atención en salud mental, las TICs nos permiten, los cuales van mas allá de la reducción en costos y la facilidad de contacto por la inmediatez y cercanía de la tecnología, puesto que dentro del ámbito general de la salud mental, internet juega un papel importante, por un lado por las posibilidades terapéuticas que ofrece y, por otro, debido a las nuevas psicopatologías que se derivan de un inadecuado uso de éste.

 

Es por ello que se hace importante indagar sobre la ética en la psicoterapia online, ya que no podemos únicamente circunscribirnos a lo novedosa y benéfica que esta forma de intervención sea, hay que observar con rigurosidad la deontología asociada a esta practica, puesto que en últimas involucra, de manera general, a toda la práctica psicológica.

 

Para empezar, debemos tomar en cuenta que las personas que se encuentran a favor de la terapia online dicen encontrar ética esta forma de intervención por ser una instancia que ayuda a solucionar problemas psicológicos, en un período de tiempo a un costo razonable. De otro lado, quienes están en desacuerdo con estas “ciberpsicoterapias” afirman no encontrarlas éticas, debido a que para el cliente puede estar presente la falta de seguridad sobre la confidencialidad, la idoneidad y la habilitación legal del personal que dirige la terapia lo cual, manifiestan, revestirá un potencial peligro.

 

Haciendo un intento por resolver esas dudas, indagamos con algunos referentes mundiales de la ética en la intervención psicoterapéutica referida a internet con lo cual pudimos observar que en el ámbito de la psicología clínica y de la salud, existen pocas aproximaciones conceptuales al respecto. La American Psychological Association -APA- estableció una declaración (APA, Ethics Comité, 1997) en tono cauteloso, dando por sentado que “en ausencia de estándares específicos para la “telesalud”, los psicólogos deberían tomar pasos razonables para asegurar la competencia en la provisión de servicios y la protección de pacientes, clientes, estudiantes, investigadores participantes y otros de cualquier efecto dañino, y continuando con los mismos estándares que regulan la provisión de los servicios convencionales”. En el mismo sentido esta organización también recomienda la adhesión a los principios éticos generales para la práctica de la psicología, haciendo énfasis en alguno de ellos, como los relativos a evaluación, diagnóstico, psicoterapia, consentimiento informado y confidencialidad.

 

Por su parte, el National Board for Certified Counselors -NBCC-, desde 1995, empezó a examinar la práctica del web-counseling con el ánimo de asesorar acerca de la posible existencia de cualquier aspecto regulador que se debiera tomar en cuenta. Es así como en el año 2000 plantea unas normas éticas básicas para el trabajo del counseling online, que frente a la psicoterapia online, son los más cercanos. Finalmente, en esta misma línea, la American Counseling Association dispone desde 1999 de unos estándares éticos con el mismo fin con el objetivo que en cada sesión el terapeuta cumplirá con la confidencialidad, privacidad e intimidad que rige la ética.

 

Otras entidades que han hecho aproximaciones a la regulación de la ética en el trabajo en salud mental por medio de las Tics son: La Coalición para el Cuidado de la Salud en Internet (Internet Healthcare Coalition) con su propuesta llamada International e-health code of ethics, la cual se elaboró con el aporte de todas las instituciones claves de salud en Internet, , la Sociedad Internacional de Salud Mental Online (International Society for Mental Health Online) con su Guía de sugerencias para la provisión de servicios de salud mental a través de Internet y el HON Código de Conducta y Etica (HONcode) para sitios Web de Salud y Medicina, de la Health On the Net Foundation.

 

Como dijimos antes se han estado adelantando esfuerzos para la clarificación conceptual, el abordaje de cuestiones éticas, la delimitación de las ventajas y desventajas del empleo de estas nuevas formas de intervención con los trabajos de (Christensen y Griffiths, 2003; Neuhauser y Kreps, 2003; Rhodes, Bowie y Hergenrather, 2003; Rochlen, Zack y Speyer, 2004; Griffiths, Lindenmeyer, Powell, Lowe y Thorogood, 2006), así como sobre los riesgos asociados de su uso (Yang, 2001; Shapira, Lessig, Goldsmith, Szabo, Lazoritz, et al., 2003). De análoga manera, existen al menos dos sociedades científicas que se ocupan del tema, la International Society for Research on Internet Interventions y la Internacional Society for Mental Health Online, además varias revistas especializadas, como CyberPsychology & Behavior o el Journal of Medical Internet Research.

 

En conclusión, a partir de los principios generales de la ética de la práctica de la psicoterapia, se ha abierto una puerta para el estudio y regulación de ésta practica pero bajo la mediación de las tics. Es por ello que se debe tener en cuenta como base los principios éticos generales de la práctica de la psicoterapia tradicional apuntando al ámbito de lo virtual.

 

Referencias

 

  • Christensen, H., y Griffiths, K. (2003). The Internet and mental health practice. Evidence Based Mental Health, 6, 66-69.
  • Griffiths F, Lindenmeyer A, Powell J, Lowe P, Thorogood M. (2006). Why Are Health Care Interventions Delivered Over the Internet? A Systematic Review of the Published Literature. Journal of Medical Internet Research, 7(2), e10.
  • Neuhauser, L., y Kreps G.L. (2003). Rethinking communication in the E-health era. Journal of Health Psychology, 8(1), 7-22.
  • Rhodes, S.D., Bowie, D.A. y Hergenrather, K.C. (2003). Collecting behavioural data using the world wide web: considerations for researchers. Journal of Epidemiological Community Health, 57, 68-73. 
  • Rochlen, A.B., Zack, J.S. y Speyer, C. (2004). Online therapy: review of relevant definitions, debates, and current empirical support. Journal of Clinical Psychology, 60 (3), 269-283.
  • Shapira, N.A., Lessig, M.C. Goldsmith, T.D., Szabo, S.T., Lazoritz, M., Gold, M.S.,y Stein, D.J. (2003). Problematic internet use: proposed classification and diagnostic criteria. Depression and Anxiety, 17, 207-216. 
  • Yang, C.K. (2001). Sociopsychiatric characteristics of adolescents who use computers to excess. Acta Psychiatrica Scandinavica, 104, 217-222. 

 

Sitios web

 

Martes, 17 Octubre 2017 04:05

¿Qué es imagen corporal?

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 El concepto de imagen corporal es un tanto abstracto y particular. Así que para comenzar sería oportuno descomponer el concepto en sus dos palabras básicas que lo integran.

 Imagen hace referencia a la figura, representación, apariencia o semejanza de algo. Éste término también hace alusión a la representación visual de un objeto mediante técnicas de la fotografía, la pintura, escultura u otras formas.

 Por su parte, el término corporal procede del latín corporalisy que se refiere a lo perteneciente o relativo al cuerpo. Esta noción (cuerpo) está vinculada a aquello tiene una extensión limitada y que es perceptible por medio de los sentidos y/o al conjunto de los sistemas orgánicos que constituyen un ser vivo.

 En tal sentido, la imagen corporal sería el conocimiento y representación simbólica general del propio cuerpo, es decir, es la manera en que es percibido e imaginado por nosotros mismos. Es la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico; siendo construida a partir de un componente perceptivo, visto en cómo me veo y cómo me ven los demás., o sea, la precisión con la que se percibe el tamaño, el peso y las formas. Un componente cognitivo-afectivo, definido en cuánto he aprendido a conocerme y a amarme a partir los sentimientos, actitudes, pensamientos que despiertan el propio cuerpo. Y un componente conductual, determinado por cómo me comporto frente a lo que soy y a la propia percepción de mí mismo, llegando a adquirir conductas que se pueden derivar de los anteriores factores como la evitación de la exhibición del cuerpo o el uso de rituales, entre otros. Éstos tres componentes se encuentran interrelacionados entre sí y es creando la imagen corporal a partir del registro visual con el propio cuerpo siempre situado en el marco de un contexto y cultura en particular que lo definen a lo largo de su proceso evolutivo.

 Revisando algunos autores, se tiene que Jean Le Boulch la define como el conocimiento inmediato y continuo que tenemos de nuestro cuerpo, en reposo o en movimiento, en relación con sus diferentes partes y, sobre todo, en relación con el espacio y los objetos que nos rodean.

 Por su parte, Pierre Vayer y Louis Picq sostienen que la organización de las sensaciones relativas al propio cuerpo, en relación con los datos del medio exterior.

 Schilder propuso una de las definición reuniendo aspectos neurológicos y psicoanalíticos: la imagen del cuerpo que nos formamos en nuestra mente, es decir, la apariencia física que le atribuimos a nuestro cuerpo.

 Finalmente, se tiene que Slade dice que la imagen corporal es una representación mental amplia de la figura corporal, su forma y tamaño, la cual está influenciada por factores históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos que varían con el tiempo.

 Por esa misma vía, otros autores como Pruzinsky y Cash (1990) proponen la existencia de varias imágenes corporales interrelacionadas:

  • Una imagen perceptual: referida a los aspectos perceptivos con respecto al propio cuerpo, incluyendo información sobre tamaño y forma de éste cuerpo y sus partes.
  • Una imagen cognitiva: que incluye pensamientos, auto-mensajes, creencias sobre el propio cuerpo.
  • Una imagen emocional: que vincula los sentimientos sobre el grado de satisfacción con la figura y con las experiencias que proporciona el propio cuerpo.

 Este concepto amplio de imagen corporal, tiene las siguientes características:

  1. Es un concepto multifacético. Tiene varias aristas desde las cuales abordarlo.
  2. La imagen corporal está interrelacionada por sentimientos de autoconciencia: “Cómo percibimos y experimentamos nuestros cuerpos se relaciona significativamente a cómo nos percibimos a nosotros mismos”
  3. La imagen corporal está determinada socialmente. Desde que se nace existen influencias sociales que matizan la autopercepción del cuerpo.
  4. La imagen corporal es un constructo dinámico, que varía a lo largo de la vida en función de las propias experiencias, de las influencias sociales, etc.
  5. La imagen corporal influye en el procesamiento de información, la forma de percibir el mundo, por la forma en que sentimos y pensamos sobre nuestro cuerpo.
  6. La imagen corporal influye en el comportamiento, y no sólo la imagen corporal consciente, sino también la inconsciente.

 La idea de imagen corporal suele asociarse como la representación simbólica que una persona hace de su propio cuerpo. Es cómo la persona se ve a sí misma y cómo se percibe cuando se mira al espejo, en otras palabras, cómo la persona cree que es. La imagen corporal también tiene que ver con los sentimientos y emociones que experimenta la persona respecto a cómo percibe su físico, cómo se siente con su cuerpo y dentro de su propio cuerpo.

 

Referencias

  • Le Boulch, J. (1986). La educación psicomotriz en la escuela primaria: la psicokinética en la edad escolar. Buenos Aires: Paidós.
  • Schilder, P. The image and appearance of the human body. New York. International Universities Press.
  • Slade, P.D. (1994). «What is body image?». Behaviour Research and Therapy
  • Vayer, P.; Picq, L. (1985). Educación psicomotriz y retraso mental: aplicación a los diversos tipos de inadaptación. Barcelona: Científico-Médica.